lunes, 3 de septiembre de 2007

A SUS PIES, MADAME...

Era una noche de SABADO, una como tantas otras noches de verano en las que había salido a bailar con mi grupo de amigos. Y es que debo confesar que adoro BAILAR, que no puedo estar dos minutos quieta si hay música sonando y que mis pies se mueven solos en cuanto oyen el primer compás… Abandonarme a merced del ritmo es algo que me hechiza, me hipnotiza y es capaz de transportar mi espíritu a universos paralelos de euforia y placer, a un estado lo más parecido que se pueda experimentar después del éxtasis…


Es quizás por ello que quien me conoce, sabe que soy capaz de bailar y bailar sin parar durante horas y horas… y eso es precisamente lo que hice aquella noche. Tanto, que mis pies acabaron doloridos, por no decir rotos, como no podía ser de otro modo después de haber aguantado tanto tiempo subidos en mis preciosas sandalias plateadas de tacón.

Fue entonces cuando me senté, como a eso de las 5 de la madrugada, en aquella zona un poco más retirada, junto al gran muro de cristal con una fila de cojines como asiento, y allí me quité los zapatos. Apoyé mis pies desnudos sobre la deliciosa tela acolchada y empecé a masajearlos suavemente para aliviar el dolor. Y no fue hasta entonces cuando me di cuenta que M. estaba junto a mí, y me observaba totalmente absorto… o mejor dicho, estaba observando totalmente absorto MIS PIES



- “¿Es que te hacen gracia mis pies?” – le pregunté divertida

Sorprendido y un poco ruborizado, como niño pillado mirando por una cerradura, atinó a decir no sin esfuerzo:

- “Bueno… esto… tus pies, no… bueno sí… bueno, es que me gustan tus uñas pintadas de negro, las vi antes y me parecieron tremendamente excitantes, no sé…y además me encantan esas sandalias, te hacen un pie realmente delicioso..."

- “¿Un pie “DELICIOSO? –dije yo- Anda que ya te vale, ¡¡¡ni que te lo fueras a comer con patatas…!!!” .Y solté una carcajada.

M. no acertó a decir palabra, pero cuando le vi ruborizarse y agachar la cabeza, lo entendí todo… ¡¡¡M era un FETICHISTA de los pies!! Sorprendida y complacida por mi descubrimiento, decidí ir un paso más allá.

- “M… - le cogí tiernamente de la barbilla levantando su cabeza, y mirándole a los ojos, con toda la complicidad del mundo, le dije: “... ¿acaso te gustaría darme un masaje en los pies?”

- “Bueno… sólo si tú quisieras, yo…” - respondió, aún un poco aturdido.


Y así fue como M. se acomodó en la fila de cojines, justo enfrente de mí, y tomó mi pie con un cuidado exquisito, con una delicadeza infinita, y empezó a acariciar primero mi empeine, luego la planta y por último cada uno de los dedos de mis pies… Lo hacía con el mismo esmero y dedicación como si se tratara del más bello RITUAL… y yo, para qué negarlo, me dejé llevar por una sensación indescriptible que recorría mi cuerpo, de una forma nueva, como si mis pies cobraran vida propia o fueran por sí mismos una fuente de placer que nunca antes había experimentado…

En ese momento, M depositó suavemente mis pies sobre los cojines, como dando mi masaje por finalizado, y con mucha dulzura los BESÓ. Levantó su cabeza para mirarme agradecido, y entonces… Le miré. Y sin dejar de clavar mi mirada en él, levanté mi pierna derecha, y con mi pie aún desnudo, le acaricié la mejilla, y luego el pelo, y sus labios, y volví a dejarlo sobre sus manos… M, cerró los ojos, emocionado, como para disfrutar de ese momento fugaz.

Al instante, era él quien me estaba mirando fijamente, con una mirada mezcla de incredulidad, gratitud y deseo contenido… Y cuando le devolví la mirada, encendida como el deseo que acababa de despertar en mí, libre de prejuicios al fin, empezó a besar mi pies, a mordisquearlos, a LAMER dulcemente mis dedos… cada uno de sus estudiados movimientos provocaba en mí un cúmulo de sensaciones increíbles, y me estaba volviendo loca de placer… ¡¡¡simplemente a través de mis pies!!!


Y M, por su parte, estaba también realmente excitado… como pude comprobar, con mi pie, a través del pantalón. Empecé a juguetear con su entrepierna, amasando sus partes por encima del vaquero, primero con el pie derecho, luego con los dos, subiendo hacia su pecho, volviendo a bajar hasta sus piernas… lo cierto es que yo también me excité y mucho. Por primera vez en la noche, me incorporé y me acerqué a él, ordenándole al oído con un dulce y pícaro susurro: “¡Desabróchate el pantalón..!"

M lanzó un suspiró ahogado de placer… y viendo cómo yo volvía a reclinarme sobre los cojines de nuevo, me miró excitado y se bajó la cremallera sin dudarlo. Mis dedos jugueteaban traviesamente, y final acabaron colándose por entre la ropa… Ahora podía sentir su carne, su pene caliente y rígido, tan sólo con los dedos de mis pies… Era totalmente distinto a tocar con las manos, era como manejar una información que ya conocías, pero desde un punto de vista completamente nuevo, era una sensación inmensamente más rica en matices, era sencillamente… TERRIBLEMENTE EXCITANTE.
Y eso no fue nada, comparado con la indescriptible satisfacción que me recorrió cuando minutos después pude sentir una humedad caliente y viscosa sobre mi pie.

M respiraba entrecortado, sudoroso, aún desencajado… No sé cuánto tiempo estuvimos jugueteando así, pero lo cierto es que nos habíamos abstraído y descolgado totalmente del mundo exterior, de la música, del resto del grupo, y no podíamos dejar de abrazarnos y sonreír… y entonces fue cuando nos dimos cuenta de que los camareros del local estaban empezando a barrer. Divertidos, nos fuimos a su casa, donde seguimos con nuestros JUEGOS y las campanas de misa de diez fueron el único testigo del fin de nuestra noche de pasión.

El MARTES siguiente, llegó a la oficina un mensajero con un paquete para mí.
No pude más que sonreír, y más cuando mis compañeras palidecían de envidia al verme sacar de una preciosa caja, unas increíbles SANDALIAS de raso negro, que por su nombre proprio, costaban más de lo que ninguna de nosotras ganaría ese mes. Una nota acompañaba al paquete, donde escrito a mano sobre un papel verjurado se podía leer:
“Eternamente A SUS PIES, Madame…”

Para ti, M.
Porque contigo sentí que tenía el mundo a mis pies.

4 comentarios:

Elocuente dijo...

Precioso Blog. Te seguiré. Un beso.

Buscador dijo...

Me declaro un fetichista de los pies y este post me ha excitado de sobre manera.

A ella le gusto como lo has redactado, tienes un muy buen gusto para excitar.

Un par de húmedos besos.

Anónimo dijo...

genial tu relato,,,(verdadero o imaginario)
Genial de verdad.
Con muchisimo gusto (nunca mejor dicho)
Un beso

Anónimo dijo...

Hola Cire. Me he retrotraído al año 2007, pero es que merecía la pena leer este caliente relato... mmmmmm no sabes como me has dejado, jejejeje.
Besos.