martes, 23 de junio de 2009

ACURRUCADA

Noto mi mejilla, EMPAPADA.
Pero no pienso renunciar a ese sabor salado de tu SUDOR, desembocando en el perfecto delta entre tu pecho y mi cara. Sudor lúbrico, ardiente, sexual, BAÑÁNDOME en excitación y pasión animal CONTENIDAS, mientras tú, delicadamente, me recoges sobre ti.



Tu brazo me acurruca aún más a tu lado.

Tu BOCA me besa suavemente, con falsa ternura.

Tu voz ronronea en mi oído y me obliga a SABER cosas que disparan mi imaginación.

Tu tacto me acelera inequívocamente las entrañas.

Y sin embargo, permanezco quieta. INMÓVIL.

Miento.

Muevo mi pelvis con lentitud exacta, casi MEDIDA, para acompañar los movimientos de tus dedos, mientras se follan despacito a tu pequeña zorra.

Gimo, mientras tus PALABRAS se clavan en lo más hondo de mi placer…

GRITO, mientras me sujetas contra tu pecho sin parar de balancearte sobre mi raja.

Inundo tu mano, tras correrme de forma INMISERICORDE.

SONRÍO Pícara y veladamente.

Porque sé que te gustó tanto como a mí...

Hacerme sentir la NIÑA más puta del mundo.


Para C.
Porque no domina quien quiere, sino quien puede.

jueves, 18 de junio de 2009

PASSION TIES... (II)






Era una estampa realmente bella.
La tensa ESPERA siempre lo es.
Y la sensación de poseer el DESEO de alguien que se presenta ante ti, capaz de abandonarse a TI, de forma tan abiertamente obediente, aun sabiéndose vulnerable y desorientado, y a la vez tan ansioso y excitado por lo que vendrá… Hmmm, ÉSA sensación… es un dulce veneno que sólo quien lo probó sabe que jamás podrá olvidarla.

- “¿Estás nervioso… A?” – Le susurré en su oído al pie de la cama.
- “No, Miss…” - contestó displicente
- “Entonces… ¿por qué tiemblas así?” – sonreí mientras acariciaba con el dorso de mi mano su mejilla
- “Porque no sé que vas a hacer conmigo…”
- “¿Y eso te preocupa?”
- “En absoluto, Miss… confío en ti… pero estoy tan excitado…”
- “Muy bien… veamos cuánto… ¡Manos a los lados, palmas hacia abajo! – le ordené escuetamente - Y que no te vea yo moverte ni un solo centímetro de esta posición…”

La TENSA espera, de nuevo.

Mis dedos se deslizaron hábilmente, SIN tocarle, por entre la sábana que cubría su cuerpo desnudo. Y fui retirándola poco a poco de su piel, dibujando pequeños pliegues sobre sí misma, con una lentitud EXTREMA, rayana en lo exasperante. Cuando llegué a la altura de su cintura, casi podía escuchar el frenético pálpito de su corazón, luchando por salir de su pecho. La increíble VISIÓN de su torso al descubierto, su piel envuelta en gotas de un sudor nervioso y sensual, sus venas marcadas en aquellos brazos tensos, acompañando a sus manos inmóviles… ufff... CASI me hacen suspirar de puro placer.



Casi.
Una sabe cómo contenerse cuando es NECESARIO.
No así A, quien SI jadeó profundamente al sentir apoyar mi muñeca, separada tan sólo por la finísima sábana de algodón, sobre su miembro henchido y formidable. Y más aún, cuando la hice rodar intencionadamente a lo largo de su ERECCIÓN, siempre por encima de aquella maldita tela intermediaria. A suspiraba, y se revolvía, agitado, pero no varió ni un milímetro su posición… para verdadera satisfacción de su AMA.

- “A... ¿eres CONSCIENTE de que, debajo de esta sábana que apenas te cubre, estás totalmente desnudo y empalmado, ante una Mujer a la que casi ni conoces y ni siquiera puedes ver…?”

- “Buff… Miss, SÍ, soy totalmente consciente… incluso me da algo de vergüenza que me veas así…”

No había acabado aún de pronunciar esas palabras, cuando de un TIRÓN retiré totalmente la sábana de su cuerpo. Sus dedos se hincaron de golpe en el colchón. Y de pronto, su desnudez se había hecho abiertamente patente ante mí.

Muchos fueron los JUEGOS llenos de obediencia, deseo y complicidad que disfrutamos a partir de ese instante. Hasta que, en cierto momento, me acerqué de nuevo a mi bolso, donde junto con la venda negra habían viajado unas CUERDAS y mis tijeras para vendajes (jamás olvido las lecciones de un buen maestro).

A permanecía de pie en medio de la habitación, ciego y desnudo aún, y tan EXCITADO o más que el primer momento en que me escuchó entrar. Arrojé al suelo la primera madeja de cuerda. A se puso en guardia. Mientras mis manos desenredaban cariñosamente la hebra doble de seda, la acerqué a su oído, de modo que percibiese el SONIDO de su trayectoria a través de mis dedos, y cómo se volvía por momentos lánguido, sibilino, ininteligible para el profano…

- “¿Vas… es que vas a atarme, Miss?A se estremeció tan sólo con formular la pregunta.

- “No, A… voy a hacer algo MÁS que eso - le respondí dulcemente- …manos atrás...”

Y mientras mis dedos TEJÍAN una preciosa red de certeros nudos sobre su cuerpo erguido, comencé a explicarle en qué consistía cada movimiento de mi obra de shibari…

- “Primero, inmovilizaré tus manos, alrededor de tus muñecas, y aunque no sientas que te aprietan, no te engañes, pues comprobarás que sí están muy bien SUJETAS… A partir de ese instante, mi cuerda se convertirá en una EXTENSIÓN más de mí… tan PODEROSA, que podrá retenerte o pellizcarte… pero tan SUAVE, que podrá acariciarte o sujetarte… Te recorrerá centímetro a centímetro, erizándote la piel a su paso, haciéndote saber de MI voluntad… para ENVOLVERTE en un cúmulo de sensaciones, hasta verte atrapado en tu propio deseo…”

-“Diosss… Miss.... YA me tienes atrapado… ¡Hazme sentir como dices, por favor!, no imaginas CUÁNTO lo deseo… por favor, mi Ama.”

Y con la pericia de quien teje una red que encierra un SECRETO invisible, mis dedos fueron conduciendo hábilmente las hebras alrededor de sus hombros, bajo su pecho, sobre su torso, arqueando su espalda… Y en cada punto de TENSIÓN, aquel cuerpo aún ciego por la venda y totalmente concentrado en cada poro de su piel, RESPONDÍA con un escalofrío o un leve gemido, a cada estudiado movimiento, acompañando a cada tirón… Como una SÚPLICA imperceptible, que se hacía cada vez más patente sobre aquella piel desnuda y receptiva, entregada ya al misterio REVELADO del tacto de las cuerdas, de la hebra corriendo y enredándose sobre sí misma, del sonido de la pasión hecha ataduras…

Cuando entendí que A había interiorizado ya todo lo que deseaba transmitirle, le arrodillé en el suelo ante el armario, frente al espejo. Retiré cuidadosamente la venda que cubría sus ojos, y por fin pudo verme, a su lado, y CONTEMPLAR detenidamente mi obra de shibari… mi obra, que era él. DESCUBRIRSE en toda su grandeza y desnudez, envuelto en un enigmático acorde de hebras adheridas alrededor de su cuerpo, como una extraña caricia, como un firme abrazo…

-“Gracias, Miss… ¡¡GRACIAS!!” – dos lágrimas de emoción desbordada irrumpieron junto a sus palabras, francas y veraces.



Totalmente CONMOVIDA por su sincero y espontáneo agradecimiento, no pude más que arrodillarme junto a él, tomar su rostro entre mis manos y mirarle a los ojos llena de ORGULLO… Y emocionados los dos, pletóricos y rebosantes de complicidad por lo que habíamos compartido, acabamos fundiéndonos en el más EMOTIVO y apasionado de los abrazos.


Para ti, A, mi pequeño cachorro.
Por todo lo que vivimos, sentimos y compartimos juntos.