Porque todo lo que deseo para este nuevo año es seguir compartiéndolo con todos vosotros.
¡¡¡2009 besos y 2010 abrazos para empezar el nuevo año como es debido!!!
Porque todo lo que deseo para este nuevo año es seguir compartiéndolo con todos vosotros.
¡¡¡2009 besos y 2010 abrazos para empezar el nuevo año como es debido!!!
Mi único consuelo, es la SECRETA esperanza de que quizás llegue un día, en que ya no necesite echar mano de mi egoísmo para volver a buscarte.
CANTOS DE SIRENA– Inma Serrano
[...] y sé que cuando te marches
podré sentirme dichosa
sabiendo que me has querido
lo mismo te quiero yo [...]
Para A.
Sobran más palabras.
En verdad, no puedo explicarlo.
Cuando él me mira, sus ojos me devuelven el reflejo de una DIOSA.
SU diosa.
La única con el poder de regalarle unas ALAS para volar en sueños, hasta donde yo camino, el Olimpo donde vivo, y único lugar adónde siempre desea volver.
Gracias por compartir todos esos momentos, por hacer emanar de mis órbitas esas lágrimas de felicidad, por saber captar el mensaje de esas miradas cargadas de sentimientos.
Tu BOCA me besa suavemente, con falsa ternura.
Tu voz ronronea en mi oído y me obliga a SABER cosas que disparan mi imaginación.
Tu tacto me acelera inequívocamente las entrañas.
Y sin embargo, permanezco quieta. INMÓVIL.
Miento.
Hacerme sentir la NIÑA más puta del mundo.
Para C.
Porque no domina quien quiere, sino quien puede.
Casi.
Una sabe cómo contenerse cuando es NECESARIO.
No así A, quien SI jadeó profundamente al sentir apoyar mi muñeca, separada tan sólo por la finísima sábana de algodón, sobre su miembro henchido y formidable. Y más aún, cuando la hice rodar intencionadamente a lo largo de su ERECCIÓN, siempre por encima de aquella maldita tela intermediaria. A suspiraba, y se revolvía, agitado, pero no varió ni un milímetro su posición… para verdadera satisfacción de su AMA.
- “A... ¿eres CONSCIENTE de que, debajo de esta sábana que apenas te cubre, estás totalmente desnudo y empalmado, ante una Mujer a la que casi ni conoces y ni siquiera puedes ver…?”
- “Buff… Miss, SÍ, soy totalmente consciente… incluso me da algo de vergüenza que me veas así…”
No había acabado aún de pronunciar esas palabras, cuando de un TIRÓN retiré totalmente la sábana de su cuerpo. Sus dedos se hincaron de golpe en el colchón. Y de pronto, su desnudez se había hecho abiertamente patente ante mí.
Muchos fueron los JUEGOS llenos de obediencia, deseo y complicidad que disfrutamos a partir de ese instante. Hasta que, en cierto momento, me acerqué de nuevo a mi bolso, donde junto con la venda negra habían viajado unas CUERDAS y mis tijeras para vendajes (jamás olvido las lecciones de un buen maestro).
A permanecía de pie en medio de la habitación, ciego y desnudo aún, y tan EXCITADO o más que el primer momento en que me escuchó entrar. Arrojé al suelo la primera madeja de cuerda. A se puso en guardia. Mientras mis manos desenredaban cariñosamente la hebra doble de seda, la acerqué a su oído, de modo que percibiese el SONIDO de su trayectoria a través de mis dedos, y cómo se volvía por momentos lánguido, sibilino, ininteligible para el profano…
- “¿Vas… es que vas a atarme, Miss? – A se estremeció tan sólo con formular la pregunta.
- “No, A… voy a hacer algo MÁS que eso - le respondí dulcemente- …manos atrás...”
Y mientras mis dedos TEJÍAN una preciosa red de certeros nudos sobre su cuerpo erguido, comencé a explicarle en qué consistía cada movimiento de mi obra de shibari…
- “Primero, inmovilizaré tus manos, alrededor de tus muñecas, y aunque no sientas que te aprietan, no te engañes, pues comprobarás que sí están muy bien SUJETAS… A partir de ese instante, mi cuerda se convertirá en una EXTENSIÓN más de mí… tan PODEROSA, que podrá retenerte o pellizcarte… pero tan SUAVE, que podrá acariciarte o sujetarte… Te recorrerá centímetro a centímetro, erizándote la piel a su paso, haciéndote saber de MI voluntad… para ENVOLVERTE en un cúmulo de sensaciones, hasta verte atrapado en tu propio deseo…”
-“Diosss… Miss.... YA me tienes atrapado… ¡Hazme sentir como dices, por favor!, no imaginas CUÁNTO lo deseo… por favor, mi Ama.”
Y con la pericia de quien teje una red que encierra un SECRETO invisible, mis dedos fueron conduciendo hábilmente las hebras alrededor de sus hombros, bajo su pecho, sobre su torso, arqueando su espalda… Y en cada punto de TENSIÓN, aquel cuerpo aún ciego por la venda y totalmente concentrado en cada poro de su piel, RESPONDÍA con un escalofrío o un leve gemido, a cada estudiado movimiento, acompañando a cada tirón… Como una SÚPLICA imperceptible, que se hacía cada vez más patente sobre aquella piel desnuda y receptiva, entregada ya al misterio REVELADO del tacto de las cuerdas, de la hebra corriendo y enredándose sobre sí misma, del sonido de la pasión hecha ataduras…
Cuando entendí que A había interiorizado ya todo lo que deseaba transmitirle, le arrodillé en el suelo ante el armario, frente al espejo. Retiré cuidadosamente la venda que cubría sus ojos, y por fin pudo verme, a su lado, y CONTEMPLAR detenidamente mi obra de shibari… mi obra, que era él. DESCUBRIRSE en toda su grandeza y desnudez, envuelto en un enigmático acorde de hebras adheridas alrededor de su cuerpo, como una extraña caricia, como un firme abrazo…
-“Gracias, Miss… ¡¡GRACIAS!!” – dos lágrimas de emoción desbordada irrumpieron junto a sus palabras, francas y veraces.
Totalmente CONMOVIDA por su sincero y espontáneo agradecimiento, no pude más que arrodillarme junto a él, tomar su rostro entre mis manos y mirarle a los ojos llena de ORGULLO… Y emocionados los dos, pletóricos y rebosantes de complicidad por lo que habíamos compartido, acabamos fundiéndonos en el más EMOTIVO y apasionado de los abrazos.
Para ti, A, mi pequeño cachorro.
Por todo lo que vivimos, sentimos y compartimos juntos.
Cerré la puerta tras de mí.
Sólo una tenue luz sobre la cómoda rompía la oscuridad, pero desde la posición de su cama, él aún no podía verme. Me aproveché de ello para situarme estratégicamente. Avancé un par de pasos, lenta, CADENCIOSAMENTE, asegurándome de que él me oyera bien.
-“Cierra los ojos”- le ordené dulcemente.
Le oí contener la respiración.
-”¿Confías en mí…?”
-“ Sí…”
-“Si.. ¿QUÉ?” – le espeté bruscamente. No soporto la mala educación.
-“ Sí… Miss”
-“ Eso está mejor…” – asentí complacida.
Su respiración agitada me daba la clave de su tremenda excitación. Pero lo que él no sabía, era que ni siquiera toda esa intensidad podría compararse con mi excitación en ese instante, en que A, conscientemente me CEDÍA su deseo para hacer mi voluntad.
Saqué de mi bolso la cinta negra de terciopelo de seda, y me acerqué a vendarle los ojos. Nos habíamos despedido apenas 3 horas antes como amigos… para reencontrarnos sin haberlo previsto, -aunque sí haberlo deseado secretamente-, como AMA y servidor.
Y a partir de ahí, sin saber cómo, el tiempo se DETUVO como en otra dimensión. La tensión sexual inundaba el espacio que compartíamos, y yo estudiaba cada paso, cada roce, cada sonido, para convertirlo en laaargo, leeento… infinitamente lento. Como quien intenta cincelar en el alma, el fuego de unos pensamientos, a golpe CERTERO de pasión.
Y así fue cómo A se enfrentó por primera vez cara a cara con su propio monstruo interior, rompiendo sus barreras y abandonándose ciegamente a mi merced… para llegar a descubrir, emocionado, que su único y verdadero deseo a partir de ese momento, no sería otro que llegar a COMPLACERME...