jueves, 5 de julio de 2007

LABIOS DE PERDICIÓN

Cuando por fin le tuve en mi pantalla, apenas podía creerlo... Pelo muy corto, al uno, casi rapado. Ojos muy grandes, juraría que verdes, barba de dos días, y guapo, arrebatadoramente guapo.

Pero lo que sin duda llamaba la atención en su rostro, eran sus LABIOS. Unos labios grandes, jugosos, una boca increíblemente carnosa de sonrisa limpia, que le hacía entornar los ojos de una forma muy especial.

Sin duda era joven, pero no supe cuánto hasta que finalmente me confesó su edad: 23. Apenas un niño. Apenas un hombre, pero con las ideas muy claras. Me recordaba a mí a su edad, en mi desbocada explosión hormonal tardía de los 24. Por entonces, yo quería comerme el mundo… Pero hoy, lo único que deseaba, y locamente, era comerme su boca.

A pesar de su juventuid, no despertaba en absoluto instinto maternal en mí. Todo lo contrario. Con sólo mirarle le deseaba de una forma frenética, brutal, como pocas veces he deseado a alguien.

Poder mirarle sin que él me viese, me fascinaba...
Poder observar cada uno de sus gestos, cómo movía sus manos, cómo entornaba sus ojos, cómo se acariciaba para mí y cómo sonreía ante mis comentarios anónimos… me hacía sentir la mujer más poderosa del mundo.

Para ti, I.
No dudes que tus labios siguen en mi mente...

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