viernes, 6 de julio de 2007

EL ANSIA DEL DESEO CONTENIDO

Esta vez no había ya necesidad de fingir, ni de esconderse.
Los dos sabíamos perfectamente lo que queríamos… y lo que queríamos era, sin duda, estar juntos, sin más demora.

Existe una extraña necesidad, casi febril, en el deseo contenido.
En esos momentos, puedes sentir hervir cada gota de tu sangre a su paso por las venas, oír en tu cabeza cada uno de los latidos acelerados de tu corazón, puedes notar el roce de una caricia, aun cuando la piel que la provoque esté a kilómetros de distancia, o cómo una angustia indescriptible azuza tus hormonas y aguijonea sin piedad la zona más lasciva entre tus piernas…

Ésa es el ANSIA indescriptible del deseo.


Un ansia casi salvaje por enroscarte en la boca de tu amante, y besarle con desesperación, como loco por engullir su esencia…
Un ansia desbordada por sentir que su cuerpo te pertenece al 100% por un instante, deseando atarle a ti con tus brazos ardientes como látigos de fuego…
Un ansia que te hace llegar al borde del abismo, casi al borde de la locura, una locura frenética por besar, sentir, morder, gritar, abrazar, gemir, susurrar, estallar, y que sólo puede saciarse cuando uno culmina esa necesidad desesperada de poseer ya sin barreras a su amante, y puede al fin descansar y derrumbarse, dócil y desvanecido por el placer, sobre su cálido pecho perfumado.

Para ti, R.
Porque hay noches que sigo ansiándote en la distancia

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