jueves, 25 de septiembre de 2008

EL BANQUETE (Epílogo)

La escena era realmente increíble. Aun rememoro en mis momentos más íntimos, a V realmente preciosa vista desde atrás, con su vestido rojo arremangado hasta la cintura, dejando ver sus nalgas blancas y perfectas, escondiendo un coñito ardiente que mis amigos se ocupaban de penetrar una y otra vez… Parece que finalmente sí disfrutó de su REGALO de cumpleaños.

Yo por mi parte, me la hubiera comido ENTERA, de arriba abajo, y hasta treinta veces, una por cada uno de sus años. Pero esa no era su fantasía, sino la mía. La única licencia que me tomé fue acariciar su sexo empapado por encima de sus braguitas, pues realmente no me pude resistir. Porque esa noche, aunque ella no lo supiera, era YO la que estaba ciegamente supeditada a sus órdenes, y no al revés, para conseguir satisfacer una de sus más íntimas fantasías.

Cuando tras el polvo multitudinario V cayó exhausta sobre la mesa, se quitó al fin la venda, y saludó a todos los invitados. De hecho, creo que finalmente M la acompañó a casa para seguir con la “jornada gastronómica” en privado... Yo me despedí de todos ellos con una sonrisa cómplice, agradeciéndoles su asistencia y su buen hacer. Luego, me quedé un poco más charlando y recogiendo con Mark aquel pequeño desaguisado, para que no tuviera ningún problema.

-“Madre mía, jamás había vivido algo así…” – soltó finalmente Mark rompiendo el silencio.

-“¿Y qué te ha parecido?” – pregunté pícaramente

-“Buff, ha habido momentos en que no he podido evitar… ya sabes… excitarme” – confesó señalando su pantalón – “¿Acaso tú no...?”

- “Jajajaja… ¡¡Ya lo creo!!… me temo que yo también me he puesto a cien…”

-“Y entonces, ¿por qué no participaste? Tú eras la que mandaba aquí, y había chicos de sobra… no sé, no lo entiendo…”

-“Porque esta noche, Mark, yo era la GUARDIANA del placer de V, no la protagonista del mío… Da igual si lo entiendes o no…. Además, me parece que tú haces muchas preguntas, ¿no?” – sonreí divertida

- “Bueno, pues entonces la última…” – lo dijo despacio, como midiendo la frase, y su mirada decía mucho más que todas sus palabras con su inglés perfecto- “¿Qué haces esta noche?”

-“Pues aplazar un poco más mi placer… Porque, ¿no creerás que fue casualidad ELEGIRTE expresamente a ti, para que fueras hoy MI camarero, verdad?” – dije con intención.

Sonriendo, y visiblemente excitado con lo que la noche prometía, Mark concluyó:

- “Dame 15 minutos y te llevo a casa… y mañana, si quieres, te serviré el desayuno.”



Para ti, V, para que sigas disfrutando de cumplir años.
Para ti, Mark, por una noche deliciosa y un desayuno de lujo.
Y para mis incondicionales A, M, S, J, P y R… porque os quiero tanto como os deseo.

lunes, 15 de septiembre de 2008

EL BANQUETE (II)


Mi nombre es V. Conozco a Cire desde hace años, y para mí es una persona muy especial. Por eso, cuando me pidió si podía relatar lo que sentí en mi 30 cumpleaños para su blog, no pude negarme. De hecho, creo que no conozco a nadie que se niegue a nada que ella te pida, pues lo hace de forma tan especial, que realmente deseas cumplirlo en ese mismo momento. Así que os contaré mi experiencia.

Cuando Cire me dijo que quería organizarme una fiesta de cumpleaños con algunos de sus amigos, me pareció genial, aunque hubo un momento en que dudé pues viniendo de ella podía esperarme cualquier cosa… Para empezar, ya me quedé muerta cuando me dijo que me esperaba a las 8 en el restaurante más chic de la ciudad, con el vestido rojo que me habían regalado. Así que después de trabajar, me acicalé a conciencia: un buen baño, perfume del caro, ese maquillaje que te favorece, tacones de infarto, y hala, ¡lista para sentirse como una diva dentro de mi vestido nuevo! La verdad, vista así, no me sentaban tan mal los 30…

Cuando llegué, estaba intrigadísima por ver qué me habrían preparado. Y más cuando antes de entrar en el comedor, Cire me vendó los ojos, y no paraba de hacerme preguntas un poco raras que al principio me tomé un poco a cachondeo, porque en ese momento aún no sabía lo que me esperaba… vamos, es que ni podía imaginármelo. La cuestión es que le prometí obedecerla ciegamente (y nunca mejor dicho) a partir de ese momento. Y desde luego, no me iba a arrepentir de ello.

Entramos juntas en el comedor, yo un poco a tientas, y Cire saludó a todos. Luego, me llevó a mi sitio y me pidió que me sentara. Una vez ya sentada, dio unas instrucciones para la cena: las dos personas sentadas a mi lado empezarían a darme de comer y beber y se irían turnando para así ir conociendo yo a todos los invitados. De entrada me pareció una idea de lo más divertida, así que me dejé alimentar por aquellas personas anónimas que se me iban presentando y me daban a probar diferentes platos. Yo sólo oía sus voces, pero ninguna me sonaba conocida, así que en lugar de sentir vergüenza por la situación, me relajé, y me dediqué a ligotear un poco con el “alimentador” de turno. Todos eran encantadores, la verdad, me reí muchísimo, y la comida… ¡¡estaba de escándalo!! Por no hablar del vino, que entraba con una facilidad pasmosa, aun a ciegas…

Y aunque suene a excusa barata, no sé si fue el vino, el buen rollo con la gente, el sentirme protagonista, o qué, pero recuerdo que las sensaciones me invadían y las voces de un par de chicos que me susurraban al oído, me estaban poniendo a cien… Y aunque ya casi me había olvidado de Cire, de pronto oí su voz detrás de mí preguntándome qué tal lo estaba pasando… Pues genial, desde luego, y eso que aún no habían llegado los postres… creo que jamás había tomado una fresa de forma tan erótica… ¿Y la tarta? Confieso que los labios de M la primera vez me pillaron totalmente por sorpresa, pero la verdad, en ese momento, deseaba comerme tanto esa tarta como su boca, así que le devolví el beso sin pensármelo.

Pero de pronto me asaltaron las dudas y me puse un poco nerviosa… ¿en qué iba a acabar todo aquello? Por un lado, me apetecía seguir besando a aquel tío desconocido, pero ¿qué iba a pensar Cire si en la fiesta que me había preparado con tantas ganas voy yo y me dedico a enrollarme con uno de sus amigos? ¡¡¿Y qué iban a pensar los demás si encima lo hacía allí delante de todos…?!!! Estaba ya a punto de bloquearme, cuando de pronto noté la mano de Cire en mi hombro, y su voz en mi oído. Era como si hubiera leído mi mente, y sus palabras eran como un bálsamo que tranquilizó todas mis dudas. De hecho, ella lo había preparado y previsto todo, y me invitaba a dar rienda suelta a mis deseos… Entonces caí en una conversación meses atrás, cuando le hablé de mi fantasía de estar con varios hombres a la vez… y de lo imposible de realizarla por temor a lo desconocido, a que la situación se descontrolase… Y ahora, ella me estaba sirviendo MI propia fantasía en bandeja (y nunca mejor dicho), con una seguridad que… En fin, la situación me daba un morbazo impresionante, pero aún así me costaba decidirme… En el fondo, lo deseaba, desde luego, y sólo tenía que decir que sí, pero ¿y si…? Mis pensamientos volaban frenéticos por mi cabeza.

Bueno, pues esta interminable lucha interna duró apenas unos minutos, justo el tiempo en que Cire, con sus palabras, aún no sé cómo, consiguió derribar el último de mis pudores más íntimos. Quizás fue porque realmente sabía que Cire jamás me juzgaría mal por aquello, o porque confiaba ciegamente en ella y en su experiencia en estos temas (la misma que tantas veces en secreto le había envidiado). Así que finalmente, decidí dejarme llevar, dejarme guiar por ella y disfrutar de su regalo. Simplemente debía obedecerla en todo lo que me pidiese… y estaba dispuesta.

Una vez decidida a superar mi reto de aquella noche, se entremezclaron varios sentimientos: por un lado, me relajé porque había asumido esa especie de Carpe Diem, en el que Cire se ocuparía de todo. Pero por otro lado, sentía el gusanillo de la incertidumbre, de lo desconocido, de saber que iba a ser algo superexcitante pero sin saber de qué forma iba a ocurrir… La situación era realmente morbosa. Así que cuando Cire puso sus manos sobre mis hombros, supe que había llegado el momento de abandonarme a sus órdenes… vamos, como hicieron todos los demás. Y me apetecía tanto que comenzase lo que fuera que me esperase, que sin darme cuenta, ya había empezado a mojarme.

De pronto, unos dedos empezaron a recorrerme la boca, estaban untados en nata de la tarta, así que los chupé. Y sentí otros dedos por detrás, bajando por mi nuca, otros pasando por encima de la venda, revolviéndome el pelo, y otros diferentes, está vez acariciándome los hombros, luego el escote…Distintas manos jugaban con mi pelo, mi boca, con las tiras de mi vestido, era superexcitante. Finalmente, una mano, a la que siguieron otras, se adentró entre mis tetas y sentí como entre todos me las acariciaban de una forma increíble. Me estaba poniendo tan caliente, que se me escapó un gemido y todo.


-“V, cielo, levántate un minuto ¿quieres?… -dijo Cire- Ahora déjame que le dé la vuelta a tu silla para alejarla un poco de la mesa… aaasí, muy bien, ya puedes volver a sentarte. Ahora, abre bien las piernas, y no las cierres pase lo que pase… Recuerda, NO las cierres en ningún momento, a menos que yo te lo diga”

Obedecí sus órdenes y noté cómo me subía la falda del vestido, dejando mis muslos y mis bragas al descubierto. Sentí sus dedos acariciarme por encima del encaje… y jolín, no veáis cómo me puso. Y de pronto, antes de que me diera cuenta, ¡¡ya me había quitado el tanga!!! Confieso que por un segundo sentí un poco de apuro, pero estaba tan caliente, que al final venció el morbazo de estar expuesta a merced de aquellos extraños.

-“Chicos, venid todos aquí… creo que V quiere enseñaros algo… Y por favor, atended bien a lo que os tengo que decir”

Oí cómo Cire decía algo al oído de los invitados, como si le diera a cada uno unas cuantas instrucciones. Y de pronto, volvieron a invadirme todas aquellas manos, suavemente, paseándose por mi cara, el cuello, mis piernas, las tetas, los muslos, el ombligo, las muñecas, las ingles… pero ninguna mano se atrevía (seguramente por orden de Cire) a llegar a mi coño, que ardía ya en deseos de ser protagonista. Yo estaba terriblemente excitada y quería más, así que me revolvía y buscaba entre aquellas manos, alguna que se metiera en la zona prohibida, aunque sin mucho éxito… Fue entonces cuando noté unos labios comerme la boca y a la vez otra lengua entrar en mi coño. La sensación fue brutal. Creo que fue la boca de J la que ahogó mi grito de placer. Y así, manos y lenguas se fueron sucediendo en mis labios, en mis pezones, en mi cuello, en mi coño… lo cierto es que ya había perdido la cuenta cuando me corrí por primera vez.

-“Vaya, parece que V está disfrutando de su regalo…” - dijo alguien

-“Así debe ser... –dijo Cire- Ahora, V, como la anfitriona AGRADECIDA que eres, ha llegado el momento de hacer que nuestros invitados también TE disfruten, ¿no crees? Eso sí, deberás tener las manos detrás de la silla en todo momento ¿lo HARÁS, verdad?”

Asentí con la cabeza. Por supuesto que lo haría, realmente no podía (ni quería) negarme a nada de lo que ella me propusiera. Cire se acercó y me preguntó al oído si quería quitarme la venda… pero lo cierto es que el tener los ojos tapados me gustaba tanto, que preferí no hacerlo.

Al instante, a la altura de mi boca sentí unos dedos, y detrás de esos dedos una polla tiesa como un palo dando toquecitos. Me la metí en la boca enseguida, y cuando iba a cogerla entre mis manos, me acordé de la orden de Cire… ¡¡¡Joder, con lo que me apetecía cogérsela, y no podía quitar las manos de detrás de la silla!!! Y para colmo, la polla que jugaba en mi boca se retiró bruscamente… menos mal que luego llegó otra, y tras ella otra y otra más… La excitación me sobrepasaba y a pesar de haberme corrido antes, mi coño estaba a punto de estallar de ganas de ser penetrado, así que intentaba juntar mis piernas alrededor de alguna mano compasiva que se acercaba de vez en cuando a juguetear, pero claro, allí estaba Cire con su voz firme:

-“¡¡¡V… Las piernas bien abiertas y esas manos ATRÁS!!!”

Llegó un momento en que yo estaba tan excitada, que hasta tuve que suplicar:

-“Cire, por favor, ya no puedo más, quiero cogerlas, quiero tocarlas… ¡¡¡quiero que me las metan ya!!! Por favor, por favor…”

-“Muy bien, cielo, entonces levántate y date la vuelta… perfecto… ahora AGÁCHATE un poco… así, sobre la MESA, y bien abierta de piernas y el culito levantado… Esta noche vas a poder tener todo lo que TÚ desees...”

Y así fue, apoyada sobre la mesa y con los ojos aún vendados, como me fueron follando todos desde atrás, uno por uno, unos de forma suave, otros salvajemente, hasta correrse. Y yo también me corrí un par de veces más, intentando ahogar mis gritos con la servilleta. Y confieso sin vergüenza alguna que me encantó. Me encantó sentir embestidas de pollas distintas, gruesas, finas, más cortas, más largas… turnándose para follarme. Jamás creí que diría esto, pero fue la mejor experiencia sexual de mi vida, e increíblemente mejor que en cualquiera de mis fantasías.

Y todo ello se lo debo a la autora de este blog. Cuando os digo que es una persona muy especial, es por algo. Por eso, cuando me pidió si quería contarlo aquí, no pude negarme. Sobre todo, porque nunca antes pude contarle a nadie por qué mi 30 cumpleaños fue en realidad el más especial de mi vida. Y la verdad, ya me moría de ganas.