sábado, 16 de febrero de 2008

SWEET VALENTINE

San Valentín.
Ese día irremediablemte empalagoso para dos.
Que si cenas románticas, que si ramos de flores, que si galletas en forma de corazón, que si “hoy te quiero mas que ayer pero menos que mañana…” Todo eso está muy bien, pero yo, que siempre he creído que el amor está reñido con la CURSILERÍA, vivo siempre ese día como cualquier otro y sin la obligación de sentir que se debe hacer algo especial para demostrar que estás más enamorado que nunca... Sin embargo, en aquella semana admito que me dejé influenciar por toda la propaganda “valentinera”. Y decidí regalarle una noche de San Valentín inolvidable a mi chico, por lo que así es como empecé a prepararle su DULCE sorpresa…

Él era maître de un conocido hotel y ese día iba a llegar de trabajar sobre las 3 de la madrugada. Yo le dije que a esa hora yo ya estaría metida en la cama y él debió pensar que sería durmiendo... Pobre ILUSO, no tenía ni idea de lo que le esperaba...

La tarde anterior me la pasé buscando en mil papelerías unos rollos de celofán transparente rojo con corazones blancos, que al final encontré.

Ya en casa, medí, corté y preparé un enorme envoltorio de celofán, junto con unos grandes lazos, y pedí ayuda a mi vecina y buena amiga S, para llevar a cabo mi plan. No imagináis las risas que se echó cuando se lo conté, y prometió subir a eso de la una de la madrugada a mi casa para ayudarme.

A partir de ahí, me dediqué a prepararme tranquilamente. Primero, escribí una nota para mi amor, y la metí en un sobre. Luego, me di un baño de espuma, me pinté corazones rojos sobre el esmalte negro en las uñas de los pies, y me perfumé con la colonia favorita de mi chico, pues a él le encantaba olerla sobre mi piel. Por supuesto, también me arreglé el coñito, rasurando el vello en forma de corazón (¡qué menos para tal ocasión!). Después de esto, comencé a vestirme y decidí hacerlo como máximo con tres prendas. Así que finalmente opté por unas MEDIAS negras de encaje, junto con la PAJARITA y el CHALECO negro del uniforme de mi chico.... Solo eso, nada más.

Cuando llegó S a la hora acordada, y me vio de esa guisa, no podía parar de reírse… Me ayudó a colocarme en la cama, sobre el enorme pedazo de celofán rojo que yo había preparado, y comenzó a envolverme entera, como yo le pedí. La idea era crear un gran CARAMELO, en cuyos extremos iban atados dos lazos blancos, uno a la altura del cuello, y el otro sujeto a mis tobillos dejando ver mis pies. Y así es como entre risas y cachondeo, S acabó el envoltorio pegando la tarjeta que yo había escrito para mi chico, como broche final. Luego, apagó la luz, me deseó mucha suerte, y se fue dejándome allí sobre la cama de esa forma.

Faltaba casi aún una hora para que llegase mi chico, pero yo estaba tan emocionada con mi SORPRESA, que no tenía sueño. Así que, como estaba metida entera dentro de aquel caramelo a mi medida, brazos incluidos, decidí empezar a jugar con mis deditos... La verdad es que me excitaba mucho recordar cómo me había mirado S el coñito rasurado... cómo lo había tocado inocentemente… y cuando dijo "eso me lo tienes que hacer tú a mí algún día para darle yo la sorpresa a P..." no pude más que pensar en TODO lo que me gustaría hacerle a ella algún día... y también a su P. A pesar de no dejar de acariciarme, tampoco quería correrme, así que siempre paraba antes del momento clave, para mantenerme mojada y excitada al máximo para cuando mi chico llegara...
Y llegó.
Entró despacito pensando que yo ya estaría dormida, y le oí desnudarse con cautela. En plena oscuridad le susurré:
- “No estoy dormida… es más, te estaba ESPERANDO…”

Encendió la lamparita de la mesilla de noche, y no creo que olvide nunca su expresión cuando descubrió al fin su sorpresa... Para empezar, nos reímos los dos a carcajadas, y luego, él leyó la nota un tanto subida de tono que le había dejado en el sobre.
A partir de ahí, comenzó a desenvolverme con calma, primero el lazo del cuello, luego separando cuidadosamente el celofán de mi cuerpo… Cuando me vio completamente con mi indumentaria, y aspiró el aroma de su perfume mezclado con el de mi sexo, su cara de SATISFACCIÓN por el regalo, era ya tan evidente como su tremenda erección. Al final, decidió no desatarme el lazo que ataba mis tobillos, y empezó a lamerme los pies como castigo por haber sido tan mala… Luego, siguió subiendo por mis piernas, hasta meter su lengua entre mis muslos apretados y húmedos. Cuando descubrió el corazón sobre mi coñito, sonrió y jugó maliciosamente con él hasta hacer que me corriera en sus dedos, cosa que hice un par de veces jadeando con furia al poder desatar por fin todo el placer contenido anteriormente...

Y como era de esperar, la noche siguió, revolcándonos y follando como locos sobre una divertida y crujiente colcha de celofán de corazones....
¿Acaso se os ocurre otra forma más "dulce" de celebrar SAN VALENTIN?

Para C.
Porque a nadie le amarga un DULCE

4 comentarios:

rafiz_glam dijo...

Buenisimo regalo un Besito¡

Anónimo dijo...

¡Me encanta!

El sentido del humor es fundamental. A mi tampoco me gusta el temita Sanvalentinero, pero me guardo la idea, igual la pongo en práctica si un dia estoy enamorada...

dulces saludos,
Alicia

PKTO dijo...

hola, entré por casualidad y no he podido dejar de leer esto, yo odio san valentin y demás fechas del corte ingles, pero te prometo que si me regalaran lo mismo, empezaria a venerar la fecha...
bessos

Cirene dijo...

Jajaja... ALICIA,PKTO,RAFIZ... me alegra que os gustase mi anécdota.

La verdad es que si el Corte Inglés comercializara este tipo de regalos para San Valentín, seguro que tenía negocio para todo el año... jajajaja ;-)

Besines
Cire